lunes, 22 de noviembre de 2010

Un gran día.

 


Por: Edward Melo
Hoy me sucedió algo fantástico que nunca había esperado que sucediera, puesto que pase de estar en la realidad a estar como en un sueño que involucraba a un unicornio y a un fénix.

Estas criaturas geniales las descubrí cuando con mi novia fuimos al mirador de los nevados. Cuando llegamos a la sima no podía creer lo que estaba viendo, era por decir un caballo blanco pero en su cabeza tenía un cuerno, que me hacía pensar que animal es este y no aguante la tentación de aunque sea tocarlo. Cuando me acerque a tocarlo él se dejo acariciar el cuello y ahí fue cuando sabía que podía cabalgar sobre él.

Decidí montarme sobre él, y el sin ninguna oposición dejo que yo pudiera manejarlo. Cuando mi novia me vio quedo impactada, no podía creer lo que estaba pasando en ese momento, yo sobre el unicornio y el unicornio corriendo por todo el pastal. El unicornio tenía mucha fuerza y además de eso daba unos saltos inmensos. Estuve a punto de caer cuando el unicornio dio su segundo salto que fue muy largo y alto. Cuando de repente vi la majestuosidad de un Fénix. El Fénix estaba volando en lo alto del cielo no era muy grande, a mi parecer era como del tamaño de un águila y con un plumaje hermoso, de color naranja con un poco de rojo, parecía que fuera brillando mientras volaba.

Cuando el Fénix empezó a descender, pensé si podía acercarme a él a observar su majestuosidad, pero el Fénix era muy tímido y no dejo que me acercara mucho, decidí no molestarlo más ya que con su actitud demostró todo. No quería que nadie se acercara a él.
Cuando ya atardeció decidí irme con mi novia para la casa y prometimos no comentar lo que sucedió a nadie ya que nos creerían locos.

Espero algún otro día volver a ver de nuevo a estas majestuosas criaturas ya que fue una experiencia inolvidable e irrepetible.

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